Conocer a una mujer como Belén impresiona, vamos que si impresiona... Sus casi metro noventa de estatura y su belleza no dejan indiferente a nadie. Su porte y elegancia, su manera de hablar, de dirigirse a la gente, de trabajar junto a ella para un evento solidario, de tomar una copa después de que las cosas realizadas hayan salido bien. Así es esta mujer. Pero lo que más sorprende de ella es su vocación por los demás. Desde muy joven vio que su forma de vida debía estar dirigida por y para los demás y hoy es un lema de vida. Mujer ejemplar donde las haya, reúne todas las características para ser una mujer 11 (7+4) y estamos muy orgullosos de poder contar parte de su historia.
Lo de trabajar en una ONG a mucha gente le sorprende y a otros les ha abierto los ojos. En numerosas ocasiones le preguntan de todo sobre su trabajo: que qué hay que hacer para dedicarse a ello, que si se trabaja gratis y hasta si visita al psicólogo regularmente por ver tanta penuria… La poca cultura solidaria distorsiona el concepto que se suele tener de los que se dedican a la cooperación; al final es un trabajo bastante desconocido para la mayoría.
Lo de trabajar en una ONG a mucha gente le sorprende y a otros les ha abierto los ojos. En numerosas ocasiones le preguntan de todo sobre su trabajo: que qué hay que hacer para dedicarse a ello, que si se trabaja gratis y hasta si visita al psicólogo regularmente por ver tanta penuria… La poca cultura solidaria distorsiona el concepto que se suele tener de los que se dedican a la cooperación; al final es un trabajo bastante desconocido para la mayoría.
En su caso, todo comenzó cuando tenía 23 años. Había estudiado
periodismo, trabajaba en la redacción de un periódico y no le gustaba lo que
hacía. Casi de un día para otro dejó todo aquello y sin saber muy bien por qué y
para qué se marchó a África. Se fue más por la aventura que por otro
sentimiento y lo que se encontró allí marcó el resto de su camino. Recuerda que su billete con destino a Malawi era con fecha de ida pero no de vuelta,
caducaba a los 6 meses y aunque no tenía mucha idea de lo que se iba a
encontrar, sabía que se iba a quedar hasta el final… Su cometido era dar clases
de inglés como voluntaria en una escuela y viviría en una Misión de niños y
niñas huérfanos, la mayoría a causa del VIH/SIDA.
Ahí fue donde conoció de primera mano el trabajo de las ONG y
de la gente que se dedica a ello. Vivió lo imprescindible que es esta labor y lo
necesarias e importantes que son todas las ayudas que se ofrecen. Vidas que
dependen de un medicamento ordinario y de que exista o no dinero para comprarlo,
niños que se mueren por la picadura de un mosquito… Le fue fácil tener la certeza
de que quería y podía dedicarse a ello.
Conoció a gente y tuvo la suerte de volver a España, a
Barcelona, ya con su primer trabajo en una ONG, Active África. Para ella fue una etapa
preciosa, empezar de cero, volver a África a identificar y poner proyectos en
marcha. Era una satisfacción brutal ver cómo todas las aportaciones tenían un
fin tan increíble.
Luego comenzó otra aventura en Global Humanitaria, organización con la que lleva
trabajando 10 años. Empezó viajando de nuevo a Malawi, para un proyecto de
ayuda humanitaria coincidiendo con una hambruna que atravesaba el país y
pronto pasó a formar parte del Departamento de Comunicación donde estuvo unos
años.
Decidió volver a su tierra, Asturias, para llevar a
cabo su verdadero proyecto de vida, tener un hijo y criarlo allí. Nunca se vio como madre de familia numerosa, pero sí tuvo algo clarísimo desde siempre: "Y es que
tener un hijo no me lo iba a perder por nada y que quería hacerlo joven", nos cuenta Belén. Allí puedes verla, con su precioso hijo rubio con el pelo rizado, pasear por el campo una mañana de lluvia, o dar un paseo por las bellas calles de Oviedo.
En Asturias trabaja como delegada de Global
Humanitaria en la zona norte y es la responsable de Sensibilización y Educación
para el Desarrollo de la
Coordinadora de ONG de Asturias (organismo que agrupa a las
ONG del Principado).
Los que tenemos el gusto de conocerla, sabemos que se considera una mujer muy afortunada porque se dedica a lo
que le gusta y comparte su faceta de
madre y mujer trabajadora, sin haber renunciado a nada. Belén no se imagina su vida
sin trabajar, pero menos aún sin disfrutar de los momentos que pueda vivir
todos los días junto a su hijo.
Entre sus gustos literarios, le gustan los libros que
hablan de realidades y que abordan los temas que le interesan: derechos
humanos, periodismo, viajes… No tiene un libro favorito, pero le encanta la
obra del periodista polaco Ryszard Kapuściński,
concretamente “Ébano” que la enamoró hace ya muchos años. Hace poco leyó “Océano
Africa” de Xavier Aldekoa y es lo mejor que recuerda desde hace mucho tiempo. Una frase que le gusta y siempre le acompaña es “Nadie puede herirte sin tu consentimiento”
de Eleanor
Roosevelt. Para ella, es una oda a la independencia y a la confianza
en uno mismo. Cree que echamos demasiado la culpa a los demás de nuestros
problemas, cuando nosotros somos los únicos responsables de nuestra vida y
felicidad. Si algo ha aprendido dedicándose a esto es a relativizar, a mirar
menos el ombligo y a ser consciente de que somos verdaderos afortunados por el
mero hecho de poder elegir. "Elegir es una capacidad básica que muchas personas
de este planeta no se pueden permitir", nos dice Belén.
Así es Belén, mujer comprometida con los demás. Un ejemplo de que se puede hacer de la vida algo por y para los demás, sin renunciar a un proyecto familiar. Por todo esto, Belén es una Mujer 11 (7+4) sin lugar a duda; un ejemplo de solidaridad y calidad humana, una buena amiga y una increíble mujer. Gracias Belén por permitirnos conocerte un poco más y dejarnos enseñar al mundo la gran mujer que eres.
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