La teacher

Si de algo carece este "Macho Ibérico" es de conocimientos lingüísticos. Bueno, para aclarar este punto, digamos que políglota soy muy poco. Algo de català, "un peu le française", un poco "di italiano" y alguna frase suelta de ver películas en inglés: "give me more, give me more" y "oh my good, oh my good" (uno que intentaba culturizarse con cierto género cinematográfico, creo que saben de lo que hablo). Ya hace mucho que dejé mi periodo estudiantil, con el hándicap de que por aquella época se impartía el "francés" (y no me hagan lo broma fácil que estoy imaginando sus caras de pícaras y a ellos otra cosa peor).  Así que, salvo un viaje a Túnez, donde pude alardear de mi sapiencia parlando en "gabacho", jamás necesité de otros idiomas para hacerme entender, ni en mis múltiples Caminos de Santiago, ni en mis innumerables escarceos con las bellas elfas que hay por los sitios donde he puesto pie de este bello mundo. 


Y es que éste, vuestro caballero, tuvo que dejar de estudiar a los 16 años y comenzar a convertirme en un hombre de provecho tan joven e inocente. A los 19 me llamo la madre patria para cumplir con el servicio militar y a la vuelta de este año de vacaciones pagadas y lleno de historias interesantes (que prometo contar en otros post), decidí retomar mi faceta estudiantil en un centro nocturno. Al grano...

Recuerdo perfectamente el primer día de clases en el instituto de Alcobendas con gente, en general, mayor que yo. El tutor nos dio una charla indicando que no por el hecho de ser mayores nos iban a dar más facilidades y que entendía que si estábamos allí, implicaba interés por nuestra parte y un gran esfuerzo y sacrificio. Vamos, lo que se dice en todos los centros indiferentemente de la edad... Se presentaron uno por uno los profesores que iban a impartir el curso y por último pasó la profesora de idiomas. Su charla fue en la línea del tutor, pero cuando acabó cruzó por mi lado y se quedó mirando unos segundos a mis ojos, lo cual me hizo sentir un poco raro porque pensé: "no he hecho nada aún y ya me tiene manía". Según se iba alejando, ya dándome la espalda, pude ver su espalda cubierta por un jersey amarillo que finalizaba en la cintura, dejando un culo casi perfecto embutido en unos vaqueros que a mi vista, y a la de cualquier zagal de mi edad, no daba más que para fantasear con la "teacher".  Tenía 29 años y esa mirada la recordaré siempre...

La cosa no daba para más. El curso comenzó y en todas las materias siempre fui alumno aplicado. Pero el inglés se me atragantaba. Además, dado el poco tiempo que tenía, prefería emplearlo en el resto de asignaturas más que en el idioma hereje y de los hijos de la gran bretaña, como me gusta llamarlo a mí.  Y los resultados no se hicieron esperar. Iba aprobando todo, menos el inglés.  En diciembre todo dio un giro de tuerca.  Antes de dar las vacaciones, la "teacher" me pidió que me quedara al finalizar la clase... No piensen mal vuestras mercedes porque aún no toca.  Me senté en el pupitre primero y cuando cerró la puerta de la clase, se dirigió a su mesa con un paso lento, contorneando sus curvas a cada paso y sabiéndose observada; se apoyó sobre la mesa quedando de frente hacia donde yo estaba sentado. Tenía una mirada dura, intimidatoria, pero le daba ese punto atractivo de una mujer seria, que quería hacerse notar. Y así fue. Su charla fue de lo más inquisitoria, que si no me esforzaba nada, que tenía constancia que aprobaba todas las asignaturas menos la suya, que no presentaba los trabajos...  Después de 10 minutos de dura charla, me preguntó si tenía algún problema con ella y obviamente contesté que no. Entonces me pidió que le explicara el motivo de mi falta de interés por el idioma...  


Le conté mi situación sin mentir en ningún momento. Mayor de 5 hermanos que dejó de estudiar para ayudar en casa y que, una vez asentado de nuevo al acabar la  mili, entendía que sin formación no tendría futuro. Que  me levantaba a las 06:30 todos los dias, y que salia de trabajar a las 18:00 H y volaba desde Leganés hasta Alcobendas para llegar a las 19:00 h. a las clases. Que llegaba a mi casa a las 23:30 Horas y que no sabía de donde sacar más tiempo... Y creo que nunca una verdad dio para tanto...  Se mostró dubitativa durante unos minutos y de repente me soltó:  "Te propongo un reto. Yo me comprometo a ayudarte con los trabajos de inglés, con darte unas clases particulares para que cojas las nociones básicas y así puedas al menos aprobar esta asignatura, porque sin saber inglés no llegarás a ningún lado".  El problema estaba que trabajaba los fines de semana en un bar de copas y mi tiempo estaba muy ajustado, así que también se lo indiqué y me propuso ir los sábados a su casa (en la mía era imposible y así se lo dije antes de que ella me propusiera la suya) desde las 15:30 a las 18:30 h.    

Las dos primeras clases transcurrieron con absoluta normalidad, 3 horas absolutas dedicadas a que me familiarizara con verbos, conjugaciones, palabras, expresiones..  Pero uno que la veía con camisetas un poco ajustadas y que cada vez que se acercaba a la mesa y se agachaba para ver lo que estaba haciendo, dejaba a mi vista un canalillo de muy señor mio, me entraban los sudores de la muerte.  En la tercera visita, a la hora de estar conjugando el verbo "to be" se me acercó y al dejarme entrever sus encantos le solté: "así no hay dios que se concentre.."   Ella, con una sonrisa como quien tiene la situación controlada contestó: "creo que es hora que hablemos inglés en otros términos"...  Y así comenzó una aventura increíble, el sueño de cualquier chaval de 20 años.  Me enseño inglés a su manera, y desde esa cita, sólo con presentarme a los exámenes estaba aprobado. Nunca me puso más nota que un 5.8 pero me valía para aprobar y encima me enseñó muchas cosas más, que hoy aplico a mis conocimientos de macho ibérico.   Nuestras vidas se separaron en tercero de BUP, dado que ella (nunca desvelaré su nombre), se fue a Valencia porque su novio aprobó allí unas oposiciones y jamás tuve noticias, ni jamás hice por encontrarla.  Hoy en día, la recuerdo con mucho cariño, pero sobre todo, porque fue el sueño de todo jovenzuelo.  Gracias Teacher.

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