sábado, 30 de abril de 2016

No eres hija (ni hijo) hasta que no eres madre (o padre)

Quizás, unas de las cosas más maravillosas que la vida nos ha regalado a los seres humanos, son los recuerdos y la capacidad de, a través de nuestra mente, viajar a una velocidad vertiginosa allí donde queremos regresar. Quién no viaja a su niñez, a su adolescencia, a su primer amor, a ese primer beso, a todos esos  recuerdos que quedan marcados para siempre (buenos y malos).  Hoy, muchas de vosotras sois madres y algún caballero que nos lee (y escribe) ha pasado a ejercer como padre. Y es en ese momento, en el que cogemos por primera vez a esa persona tan pequeñita e indefensa, mientras la acurrucamos en nuestro pecho y la miramos a los ojos, cuando empezamos a comprender todas las cosas que nuestras madres hacían por nosotros.

Los hijos por naturaleza somos desagradecidos y egoístas. Así lo pienso desde siempre. Cuántas noches en vela habrán pasado nuestras madres (y padres), cuántos besos se habrán quedado en el olvido, cuántas tardes de juegos en días de lluvia, cuántos cuentos leídos, tantas cosas que cuando eres "joven" no tienes en cuenta pero que seguro habrán hecho para que estemos bien siempre, renunciando incluso a sus propias necesidades, a su propia vida...

Pero hoy, en este instante en el que nuestros pequeños revolotean entre nosotros, vuelven a nuestra memoria todos esos momentos,  ahora que la madurez que otorga la edad ya nos permite valorar como se merecen.
Que si "no cojas eso que te vas a hacer daño", "no toques eso que te vas a quemar", "no te subas ahí que te vas a caer"...  Y ya si hablamos de la etapa adolescente mejor ni recordarlo,...  Ahora estoy seguro que comprendemos esos consejos y preocupaciones mucho mejor, ¿verdad?

Hoy es un día muy especial, es el día de la madre. Es el día en el que a muchas de vosotras os colmarán de regalos, algunos clásicos, otros originales, y otros muy especiales. Y también es el día de recordar a tantas y tantas madres que no están con nosotros físicamente, pero están, siempre. A esas madres que trabajaron y nos cuidaros, nos educaron, nos prepararon para este reto constante que llamamos vida, es el día de darles las gracias, porque sin el sacrificio de ellas,  muchas de vosotras y nosotros no seríamos los padres y las madres que somos ahora. 

Gracias por todo mamá, muchas felicidades.