CUANDO FUI HOMOSEXUAL.


Uno que siempre alardea de su masculinidad, de ser digno heredero del testigo dejado por mi idolatrado D. Alfredo Landa, de considerarse el último macho ibérico en este país llamado "Españas" (y esto será ya otro post) , tuvo que sufrir mucho en sus años mozos para poder llegar a los brazos de las féminas. Recuerdo vagamente cómo en mi instituto (señoras, este, su servidor para lo que gusten y deseen, estudió, poco pero estudió, y alguna vez les contaré como aprobé la asignatura de inglés) no me comía un colín, viendo como otros mozalbetes se llevaban a la palestra a las jovencitas que había por entonces en 1984 (soy viejo de cojones).  Pues bien, acabé mis estudios de formación profesional, y una vez terminado el servicio militar (fui marinero) decidí volver a labrarme un futuro mejor del que tenía, empezando una carrera en una universidad madrileña.  Obviamente uno de mis propósitos, a parte de aprobar, era cepillarme al mayor número de estudiantes que pudiera. Y para ello recurrí a la estrategia más ruin y deleznable que pueda recordar: Pasarme por gay.

Uno no se siente muy orgulloso de ello, pero la verdad es que funcionó... Vaya si funcionó.  Esta estrategia la pude idealizar en Cádiz (capital preciosa, donde el oro y las fortunas estaban ubicadas cuando nuestros navíos hacían las américas). Allí, en mi primer viaje obligado por cumplir con mis obligaciones con la patria, nada más de bajar del tren, en una plaza que estaba pegada a la estación, me habían tirado los trastos mas hombres que mujeres en toda mi vida. Para colmo, en una de sus discotecas mas famosas en la época (no diré el nombre no sea que me reconozcan con esto de las tecnologías, pero sí el año, 1989), todas las "macizorras" (y lo de la composición no va con segundas), estaban rodeadas de chavales con mas plumas que el gallinero de mi abuela.  Así que decidí aprender de la situación y llevarlo a la práctica.



Mi primer año de la carrera de Historia, se dividió en tres etapas:

Primer trimestre: Búsqueda de tías buenas. Puntos fuertes y débiles. Investigación de antecedentes con hombres. Conclusión: ir a por las que habían tenido desengaños amorosos.
Segundo trimestre: Acercamientos. Ganarme su confianza. Llorar con alguna de las historias que me contasen. Hacerme la víctima por vivir en un cuerpo que no era el mío (mentira y de las gordas).
Tercer Trimestre: Ya somos amigos. Pasar el mayor tiempo con ellas, compras, asesoramiento, dormir con ellas, emborracharlas (soy lo peor, lo sé)... y decir que tengo dudas sobre mi sexualidad.

Y en ese punto es cuando cazaba. Clásica fiesta o quedada. Un poco más de alcohol de la cuenta, Decirla que tanto tiempo junto a ella me estaba sembrando de dudas. Que no tenía muy claro mi homosexualidad, que nunca había sentido nada así por una mujer... Y zas... al catre.  

Pero todo comienzo tiene un final, y mantener mi condición de homosexual tanto tiempo, zumbándome a toda moza que desconsolada recurría a mis brazos a llorar por la perdida de su macho, empezó a correr como la espuma, y en una de esas fiestas pasó lo que nunca tuvo que pasar.  La noche iba de maravilla, alcohol, tías buenas, tías buenas, mas tías buenas... En un momento de la noche, una de las que ya habían pasado por mis estupendos brazos y estilizado cuerpo de macho ibérico, me sugirió subir a una habitación indicando que había dos chicas que no paraban de llorar para consolarlas.  Subimos a una habitación y nada mas entrar, cuatro mozos vestidos de marineros cerraron la puerta con llave. La situación me llevaba a un pasado no muy lejano (ya saben, fui marinero por obra y gracia del estado Español). Entonces salió la vena de macho ibérico, empecé a gritar como un poseso acordándome de la familia, padre y madre incluidos de estos componentes de los "Village people"; algunos mamporros, empujones... Vamos que yo lo más cerca de unos labios de hombre que he estado, han sido de los de mi padre.... y que esos no se acercaban a mí y  menos por la retaguardia.  Así que dignamente y una vez apartado al enjambre de malhechores, me vestí y con toda la dignidad posible me escapé de la fiesta. 

Y así terminé mi primer y último año de Historia.  Al año siguiente comencé la carrera de Bellas Artes, fui tuno, y hoy sigo estudiando, y siendo tuno... Ya saben ustedes el porqué...

Esta es mi historia, y puede que sea la penúltima. Dado que en mi contrato se suponía la existencia de una pequeña aportación para el mantenimiento de mi familia y mis churumbeles, me veo en la obligación de pedir vuestra colaboración.  Había pensado hacer un posado (ya veremos cómo aunque se admiten sugerencias) para ver si, de una vez, la jefa del "cotarro" se decide a pagar mis emulentos. Para ello, voy a contar con la inestimable e inmejorable colaboración de mi gran amigo y maestro fotógrafo Roberto Roca  para que saque partido a este último macho ibérico en peligro de extinción y que no se pierda mi portento físico en el olvido. Y si sale bien, hasta se puede hacer un calendario y el beneficio darlo a una asociación de mujeres que ustedes decidan.   Ahí dejo la piedra....

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