Cuando la pena cae sobre mí, el mundo deja ya de existir, miro hacia atrás y busco entre mis recuerdos. Para encontrar la niña que fui y algo de todo lo que perdí, miro hacia atrás y busco entre mis recuerdos. (Entre mis recuerdos, Luz Casal)
No puedo estar más de acuerdo con Luz Casal. Eso hago, no lo
puedo evitar. Cuando me siento triste siempre busco recuerdos alegres y hay una
etapa de mi vida donde siempre los encuentro: mi infancia. La letra de la
canción continúa diciendo que “sueña con noches brillantes al borde de un mar
de aguas claras y puras”, en esto difiero… Yo sueño con noches brillantes, calurosas
aunque con una pequeña brisa, pero no en la orilla del mar. Mis recuerdos me
llevan a calles alegres, con gente sentada junto a las puertas de sus casas,
“cogiendo el fresco”, grupos de vecinos charlando sobre la vida, niños
corriendo, jugando, cantando y peleando de vez en cuando, pequeñas bicicletas
mal aparcadas sobre las aceras, risas y en definitiva, vida. Entre todos ellos
había una niña morena con ojos enormes y despiertos, de pelo rizado y risa
contagiosa que se escuchaba entre las vocecitas del resto de pequeños.
Era una
niña guapa, divertida y muy inteligente, le gustaba participar en la conversación
y hacer chistes de todo porque tenía capacidad para ello, rapidez mental y mucho ingenio. Yo sentía (y siento) un enorme cariño
hacia ella y una gran admiración, sabía muchas cosas y siempre resolvía mis
dudas. En esa época internet no existía, no había google, ni wikipedias, ni estas
cosas modernas… pero si quería saber qué decía la canción de mi cantante
favorito le preguntaba a ella o quizá no recordaba cómo se llamaba esa película
cuyo protagonista era... probablemente ella lo supiera porque ella era así:
despierta, observadora, inteligente y además buena amiga.
Se llama Mª José y está en esos maravillosos
recuerdos de los que os he hablado pero tengo la gran suerte de tenerla también
en mi presente, en este caso, como protagonista de este blog de Mujeres 11 (7+4).
El tiempo ha pasado y ella ha crecido, como todos, pero no sólo en años, también en
belleza e inteligencia. Es una mujer especial, divertida, una madre excepcional a la que le gusta renovarse, aprender cosas nuevas que puedan ayudarle a mejorar y a la que le gusta transmitir sus pensamientos llenos de optimismo y energía positiva. Esta nueva entrada queremos dedicarla a la naturalidad, a la belleza sin artificios, a María José. Esta extraordinaria mujer nació en Octubre y se
considera otoñal por lo que no es casualidad que le guste la renovación que en
definitiva es lo que define a esta estación. La escritura es una de sus aficiones y de sus virtudes, ha sido premiada por ello en numerosas ocasiones y tenemos el honor de contar con uno de sus escritos para este blog:
El otoño invita a reconocernos en estos árboles que poco a
poco se muestran desnudos, desvestidos de viejas hojas, dejando ahora ver sus
ramas entre los rayos del sol.
Si cierro los ojos puedo sentirme como aquella niña soñadora
que miraba al futuro ajena a esta rueda vertiginosa que nos arrastra y nos hace
parecer, hacer ver, impostar.
Desear una piel esculpida, talla de ideal ajeno, carácter
adecuado, conversación sesgada…
¿Dónde perdimos nuestra esencia? ¿Realmente necesitamos
cargar con esta mochila de artificio?
¿Por qué no rebelarnos contra esa rutina y dejar caer
nuestras hojas secas?
¡Qué generosa es la madre naturaleza! De qué forma tan sutil
y bella nos hace ver que las fisuras e imperfecciones necesitan ver la luz para
mostrar la verdadera perfección del ser humano.
Muchísimas gracias María José por querer formar parte de este grupo de Mujeres 11 y por este maravilloso texto que nos hace reflexionar. Terminamos este relato con una de tus frases favoritas:
“Da siempre lo mejor de ti y lo mejor vendrá” (Madre Teresa
de Calcuta)